La ética de vida consistente
es la creencia de que todos los seres humanos, en virtud de su humanidad, merecen vivir libres de toda violencia agresiva, desde la concepción hasta la muerte natural.
THE STATISTICS
La Ética de Vida Consistente es el espíritu detrás de nuestro trabajo de derechos humanos.
En pocas palabras, afirma que nuestro valor como seres humanos es intrínseco, en lugar de verse afectado por factores extrínsecos como la capacidad, el nivel de desarrollo, la dependencia, la culpa o cualquier otra cosa. Elimina las distinciones arbitrarias presentadas por varios lados del espectro político y simplemente dice: para ser merecedor de los derechos humanos, es suficiente que seas humano.
LA FILOSOFÍA
Rehumanize International se adhiere a la creencia de que el derecho a la vida es inalienable. Todos los seres humanos merecen el derecho a la vida en virtud de su humanidad, que es intrínseca e inmutable. Ninguna cualidad extrínseca, como la culpa, puede utilizarse para revocar ese derecho.
Después de todo, la culpa y la culpabilidad moral están en un espectro. Por un lado, tienes al niño en el útero o al recién nacido, alguien perfectamente inocente de cualquier maldad. En el otro extremo, están los asesinos en serie y los imperialistas que han causado la muerte de millones. La mayoría de la humanidad cae en algún punto intermedio.
Para justificar la pena capital, habría que trazar una línea en algún lugar de este espectro para decidir qué seres humanos son lo suficientemente culpables como para merecer la muerte.
¿Podemos confiar en quienquiera que esté actualmente en el poder para trazar esa línea? ¿Debería el gobierno elegir quién vive y quién muere?
La amplia disponibilidad de formas no violentas de mantener a la sociedad a salvo de los delincuentes violentos hace innecesaria la pena capital. En el mejor de los casos, su uso continuado equivale a una venganza inútil; en el peor de los casos, como podemos ver en las estadísticas anteriores, abre la puerta a una discriminación mortal.
Un sistema de justicia debe basarse en la dignidad inherente de la persona humana: la dignidad tanto del ofensor como del ofendido. Deberíamos buscar un modelo que haga las paces y busque generar resultados positivos en lugar de preferir asegurar un equilibrio del daño.
La pena de muerte es la forma más definitiva y fatal de justicia retributiva, es decir, la justicia que apunta a la retribución. No busca reparar las relaciones entre el ofensor y el ofendido; de hecho, las necesidades de la parte ofendida realmente no entran en escena. El enfoque está completamente en las reglas rotas y el castigo. Si nuestros objetivos son reducir la reincidencia y lograr la verdadera justicia, debemos trabajar para construir un sistema que se centre en restaurar las relaciones entre el delincuente, el ofendido y la comunidad en su conjunto.