El feminismo y la Ć©tica de la vida coherente
Las feministas han mantenido durante mucho tiempo un compromiso con los derechos de las mujeres. Desde el movimiento histĆ³rico hacia el sufragio femenino en el siglo XIX, el feminismo ha desafiado constantemente las normas sociales, culturales y polĆticas que ubican a las mujeres en una posiciĆ³n inferior a los hombres. Como el movimiento que apoyĆ³ los derechos de voto, la igualdad salarial y de oportunidades, la seguridad y el respeto; como movimiento impulsado por mujeres fuertes y valientes que rompen techos de cristal y exigen un trato justo, defendemos los derechos humanos, la justicia y la igualdad. De la misma manera, la Ćtica de la Vida Consecuente es una filosofĆa basada en el valor intrĆnseco de cada ser humano individual. Quienes defienden la CLE estĆ”n de acuerdo y creen que es hora de reconocer los derechos de todos los seres humanos y proteger sus derechos. De esta manera, la CLE es realmente una respuesta al llamado feminista por la igualdad y una herramienta importante para el impulso continuo hacia la equidad humana.
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El CLE se opone a todas las formas de violencia agresiva, incluidas, entre otras, la guerra, la pena capital, la tortura, el aborto, la investigaciĆ³n con cĆ©lulas madre embrionarias, el suicidio asistido y la eutanasia.
ĀæPor quĆ© las feministas deberĆan oponerse al aborto?
QuizĆ”s la frase "se opone al aborto" en el declaraciĆ³n anterior fue una sorpresa para muchos. DespuĆ©s de todo, el feminismo dominante de hoy en dĆa afirma el derecho de la mujer a tener plena soberanĆa sobre su cuerpo. Teniendo en cuenta lo central que es este principio para la idea actual del feminismo, ĀæcĆ³mo podrĆa alguien ser feminista Y pro-vida? Comenzaremos con la historia del movimiento feminista y la filosofĆa feminista para explicar que no solo puedes ser ambos, sino que debes ser ambos.
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El 19 de julio de 1848, aproximadamente 100 hombres y mujeres apasionados se reunieron en Seneca Falls, Nueva York, lo que dio lugar a la primera convenciĆ³n oficial dedicada a los derechos de la mujer en los Estados Unidos. Entre ellos estaban los organizadores de la convenciĆ³n, Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott. Stanton redactĆ³ una "DeclaraciĆ³n de sentimientos, quejas y resoluciones". AgregĆ³ solo dos palabras a la primera oraciĆ³n de la DeclaraciĆ³n de Independencia: "sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son creados iguales". Esta sola oraciĆ³n encarnĆ³ y alimentĆ³ los movimientos subsiguientes por los derechos de las mujeres durante los siguientes 150 aƱos.
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Un hecho poco conocido en torno a este popular momento de la historia: muchas de las primeras sufragistas, como Stanton, eran de hecho pro-vida. Stanton se refiriĆ³ al aborto como "infanticidio" y criticĆ³ la prĆ”ctica con esta declaraciĆ³n: "cuando consideramos que las mujeres son tratadas como propiedad, es degradante para las mujeres que tratemos a nuestros hijos como propiedad para disponer de ellos como mejor nos parezca". El perĆodo de tiempo de tales declaraciones podrĆa convencernos de interpretarlas como obsoletas o anticuadas. Pero estas mujeres no solo fueron todo menos sumisas a las normas culturales de su tiempo, sino que tambiĆ©n vivieron despuĆ©s del descubrimiento del Ć³vulo de los mamĆferos y el descubrimiento de la mecĆ”nica de la concepciĆ³n. Fueron informados. Rechazaron una estructura social dominada por hombres. Estas mujeres simplemente rechazaron la nociĆ³n de que la lucha por los derechos de las mujeres requiere que las mujeres tambiĆ©n estĆ©n en desacuerdo con sus hijos.
Ahora, como activistas modernas de derechos humanos, volvemos a las raĆces de esta corriente de pensamiento feminista y los principios centrales de igualdad, no discriminaciĆ³n y no violencia. Pero, asumiendo que nuestros fundadores e Ćconos feministas no estarĆan de acuerdo con el mensaje feminista dominante actual...
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ĀæDĆ³nde exactamente se han equivocado las feministas de la corriente principal?
Feministas convencionales haber aceptado la idea que necesitamos el aborto para empoderarnos.
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Tal vez haya escuchado el canto del comentario: "Sin nuestros derechos bĆ”sicos, las mujeres no pueden ser libres: Ā”aborto a pedido y sin disculpas!" Esta lĆnea traiciona la filosofĆa subyacente defectuosa que se perpetĆŗa en nuestra sociedad moderna: que las mujeres deben tener el derecho legal de matar a sus hijos a travĆ©s del aborto para ser "libres" e iguales. Esta idea ha sido central en la argumentaciĆ³n legal de Roe v. Wade, PP v. Casey e incluso Whole Women's Health v. Hellerstedt. Sin embargo, implicar que una mujer no puede tener Ć©xito si lleva a su bebĆ© a tĆ©rmino es fundamentalmente misĆ³gino. No aborda las verdaderas necesidades de las mujeres, pero actĆŗa como una curita insuficiente sobre los males sociales que rodean la reproducciĆ³n, el embarazo y la paternidad. ā
Las feministas convencionales tienen aceptĆ³ el cuerpo masculino cisgĆ©nero sin Ćŗtero como normativo.
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Esta idea de que necesitamos que el aborto sea gratuito radica en las estructuras patriarcales que insisten en que el cuerpo sin Ćŗtero es el valor predeterminado. PiĆ©nselo: si los cuerpos de los hombres cisgĆ©nero son la norma, entonces cualquiera que busque una carrera parecerĆa necesitar la capacidad de liberarse de la realidad del embarazo, la maternidad y la lactancia. Si los cuerpos de los hombres son la norma, entonces el embarazo puede verse como una enfermedad. Con este entendimiento, la sociedad les estĆ” diciendo a las mujeres que deben ser como los hombres para tener Ć©xito. Decir que las mujeres deben ser "igual que los hombres" es no respetar las caracterĆsticas Ćŗnicas de quienes tenemos Ćŗtero. No debemos someternos a las estructuras del patriarcado que perpetĆŗan la idea de que las madres carecen inherentemente de poder y no pueden lograr sus objetivos sin el derecho a matar a sus hijos.
Las feministas convencionales tienen aceptado la deshumanizaciĆ³n de nuestros niƱos.
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Para justificar la violencia del aborto ante nosotros mismos y nuestra sociedad, muchos han perpetuado el ciclo de opresiĆ³n y deshumanizaciĆ³n. Cuando participamos en un aborto, funcionalmente le decimos a un niƱo: "eres un inconveniente para mĆ, eres un inconveniente para mi futuro y, por lo tanto, te voy a matar". O, por el contrario, deshumaniza completamente al niƱo cuando nos convencemos de que el ser humano no nacido es algo menos que humano (por ejemplo, una "masa de cĆ©lulas", "parĆ”sito" o "masa de tejido"). ImagĆnese si tratĆ”ramos a los adultos en nuestras vidas de esa manera. Nuestros niƱos, como miembros de nuestra familia humana, merecen el mismo respeto debido a sus derechos y dignidad inherentes. Creemos en la autonomĆa corporal desde el mismo momento en que el cuerpo humano comienza a existir. De hecho, cuando abrazamos la verdadera igualdad humana, cuando respetamos los derechos y la dignidad de todos y cada uno de los seres humanos, independientemente de las circunstancias, vemos que la violencia no es una soluciĆ³n a los inconvenientes de la vida de ningĆŗn ser humano.
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La coerciĆ³n del aborto estĆ” generalizada en la sociedad, la comunidad y en las relaciones interpersonales.
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Las mujeres a menudo son obligadas a abortar por familiares, amigos u otras personas importantes. El aborto se convierte en un "asunto de la sociedad", ya que continuamente empuja el aborto hacia las mujeres, a menudo insistiendo sutilmente en que es su Ćŗnica opciĆ³n, su camino hacia la liberaciĆ³n. A menudo, esta es una capa sutil y fundamental de coerciĆ³n, cuando muchas mujeres embarazadas tambiĆ©n son coaccionadas u obligadas a abortar por amenazas de violencia de miembros de la familia u otras personas importantes, amenazas de retirar el apoyo financiero o la vivienda del apoyo familiar o comunitario, y mĆ”s. ĀæNo nos merecemos algo mejor que esto? ĀæNo merecemos recursos, ayuda y ayuda compasiva que afirme la vida en lugar del proceso, a menudo fĆsico y emocionalmente doloroso, del aborto?
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Como feministas pro-vida, exigimos algo mejor que el aborto, exigimos algo mejor que la deshumanizaciĆ³n, exigimos algo mejor que una sociedad que acepta la violencia. Y estamos trabajando para crear esa cultura de paz.
Cualquier sociedad que acepte la violencia legal se siente cĆ³moda con la violencia legal y letal. discriminaciĆ³n.
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Defendemos un futuro y un mundo donde cada ser humano sea respetado, valorado y protegido. Trabajamos para cambiar la cultura, para destruir las estructuras patriarcales que oprimen a las mujeres y otras poblaciones marginadas, para promover la equidad y la no discriminaciĆ³n y la dignidad del embarazo y el parto y la crianza. Trabajamos para crear una cultura en la que el aborto sea impensable. Entonces, de acuerdo con la igualdad humana, entendemos que estar cĆ³modo con la legalidad de cualquier forma de violencia es estar cĆ³modo con la discriminaciĆ³n legalizada. Como tal, sabemos que debemos defender el pleno derecho al voto, debemos defender el derecho fundamental a vivir sin violencia, para todos los miembros no nacidos de nuestra familia humana. Sabemos que debemos trabajar para que el aborto sea ilegal. La discriminaciĆ³n es contraria al feminismo, y debido a que el aborto, como forma de violencia, discrimina a los miembros mĆ”s dĆ©biles y vulnerables de nuestra familia humana, trabajamos para crear un mundo donde el aborto sea impensable e ilegal.
Entonces, ĀæquiĆ©nes somos?
Somos feministas pro-vida.
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Creemos que ser provida significa que respetamos, valoramos y protegemos la dignidad inherente a la vida de cada ser humano, desde la concepciĆ³n hasta la muerte natural.
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Creemos que el feminismo significa la igualdad moral, econĆ³mica y social de todos los seres humanos, lograda a travĆ©s de la no discriminaciĆ³n y la no violencia.
Como provida, trabajamos por la protecciĆ³n de la vida y la dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su edad, tamaƱo, capacidad, dependencia, sexo, raza, sexualidad, religiĆ³n o cualquier otra circunstancia.
Como feministas, defendemos especialmente la dignidad y el valor de las mujeres y las niƱas en una cultura que histĆ³ricamente ha devaluado las contribuciones de las mujeres y degradado su dignidad.
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No caemos en un estereotipo ni encajamos en un solo cuadro sociopolĆtico.
Creemos que ser pro-vida es para todos.
Creemos que el feminismo es para todos.
Creemos que el futuro del movimiento pro-vida es feminista...
Y que el futuro del movimiento feminista es pro-vida.
AquĆ es donde comienza el futuro.ā